Su nombre es Jae West y decidió participar en una campaña diferente, una que impactaría a mucha gente con un mensaje que es muy difícil que puedas olvidar. Jae es miembro del grupo de voluntarios de The Liberators International y para ella la calle fue el mejor escenario para quitarse la ropa y colocarse una venda en los ojos, sosteniendo unos marcadores en sus manos.
Tenía un cartel que según la traducción a español decía: “Me paro aquí por todo aquel que ha luchado con un desorden de alimentación o de autoestima. Para apoyar la aceptación personal dibuja un corazón sobre mi cuerpo”.
Confesó haber sufrido un trastorno de ese tipo y ahora quiere inspirar a otros porque conoció la importancia de fortalecer su autoestima. Según comentó, la experiencia fue grandiosa aunque al principio las personas no se acercaban y ella sentía que con cada minuto pasaban horas.
Hasta que finalmente la gente comenzó a acercarse a leer el cartel y cuando sintió el primer corazón dibujado sobre su piel, se sintió satisfecha y feliz, con la gratitud y la tranquilidad de que lo estaba logrando. En medio del experimento, un padre se acercó con su niña y ella pudo escuchar cuándo él le explicaba lo que estaba sucediendo. Ese momento lo recordará siempre, fue muy especial.
El padre expresó que es esencial que los seres humanos nos amemos y apreciemos nuestro cuerpo. Para Jae el hecho de escuchar que había niños que recordarían el impacto de este problema y que se acercaron a dibujar un corazón en su cuerpo, fue muy gratificante y emotivo. Si todos los seres humanos pudiéramos aprender a querernos y amar nuestra apariencia desde la infancia, el mundo sería distinto.
En el momento en el que finalizó el experimento, había muchos corazones dibujados sobre su cuerpo, incluso contó con el apoyo de un policía local, que no la detuvo por estar sin ropa.
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